Fuente:Agencia de Noticias y Redaccion (ANRET)
Mario Hernandez.: Ha comenzado un nuevo año, en el que estamos conmemorando
el 58º aniversario de la Revolución cubana, en un momento muy especial para la
isla debido, entre otras cosas, al fallecimiento de Fidel Castro, el
restablecimiento de relaciones con EE. UU., no así el levantamiento del bloqueo
y un nuevo gobierno en los EE. UU. que no parece ser muy amigable con Cuba.
¿Qué reflexiones te merece todo esto?
Claudio Katz.: La coyuntura de Cuba ha quedado momentáneamente suspendida en cuanto
a su análisis por el impacto del fallecimiento de Fidel, que fue la gran figura
revolucionaria de América Latina del último siglo. Todos los medios cubrieron
detalladamente el hecho, aunque en un modo más bien descriptivo, señalando que
Fidel estuvo presente en los principales acontecimientos de los últimos 50
años. A nadie se le escapa el apabullante peso histórico que tuvo Fidel, sobre
todo, porque ningún otro país de esa dimensión le infringió tantas derrotas al
Imperio, yo creo que es un David que obligó a un Goliat a establecer relaciones
diplomáticas como un hecho bastante poco común.
Se ha discutido mucho sobre Fidel, hay muchos admiradores cuyos elogios
lindan con la devoción, pero frecuentemente se divorcian estos elogios del
contenido de su obra. Por ejemplo, muchos elogios idolatran a Fidel
reivindicando al mismo tiempo al capitalismo y ahí hay una contradicción
mayúscula. Yo creo que Fidel importa, sobre todo, porque fue el artífice de un
proyecto revolucionario socialista, de emancipación latinoamericana, es el
hombre que llevó a la práctica en América Latina lo que inició Lenin en 1917 en
Rusia. Y demostró que con osadía socialista se podía iniciar un proyecto
anticapitalista a 90 millas de Miami.
Los 50 años de la Revolución cubana son en gran medida los 50 años de
realizaciones y logros de gran impacto para nuestra región y para el mundo, por
el papel que tuvo la relación de Cuba sobretodo con África que sustituyó viejas
conexiones de esclavitud por nuevas relaciones de solidaridad. Y quizás lo más
relevante de Fidel fue el Período Especial, un momento durísimo de muchos
sacrificios con la decisión de sostener la revolución y no volver al
capitalismo. Yo creo que esa batalla fue probablemente más extraordinaria que
muchas acciones bélicas, muy pocos líderes han logrado un acompañamiento en
condiciones tan duras.
Hubo dos cosas que me llamaron mucho la atención, una es que en los últimos
años Fidel, que era una persona tan involucrada en todos los detalles de la
vida cubana, decidió organizar su propio retiro y durante muchos años organizó
esta salida del poder, ubicándose en un segundo plano y fijate la sorpresa que
tenemos ahora, en su testamento pidió que no haya ningún tipo de monumento ni
calles ni plazas que tengan la denominación Fidel Castro. Probablemente,
consciente de las consecuencias negativas que tuvo el culto a la personalidad
en la historia del movimiento socialista, él consideró inapropiado a futuro
inaugurar un culto de ese tipo.
De esto se ha discutido mucho en el último mes, a partir de esto Cuba
enfrenta su futuro. Yo creo que cualquier debate sobre Cuba debe siempre tener
presente que Cuba no realizó la revolución que quiso sino la que pudo hacer,
disputando con un titán imperialista en frente de la isla, logrando grandes
triunfos en esa batalla pero sufriendo después la caída de la URSS, el ascenso
del neoliberalismo, la ofensiva general del imperialismo y ha debido coexistir
durante las últimas décadas con muchos problemas en el plano económico, en el
plano del funcionamiento del régimen político, en el plano de la política
exterior, pero me parece indispensable para los que somos de izquierda, situar
esos problemas y nuestras críticas a esos problemas en el contexto de la
revolución y del hecho que Cuba se mantenga 58 años después de haber iniciado
ese proceso tan significativo.
Trump va a intentar una negociación dura y directa con China
M.H.: En uno de tus últimos trabajos, refiriéndote al triunfo de Donald
Trump, señalás que la derecha capitaliza el descontento generado por la
mundialización neoliberal. Me gustaría que compartieras ese análisis con
nuestros oyentes.
C.K.: Efectivamente eso es lo que ha sucedido con el triunfo de Trump. La gran
sorpresa del año 2016, porque todos sabíamos que Obama había generado una gran
decepción entre sus votantes afroamericanos, latinos, entre los sectores
asalariados que aspiraban a revertir el legado de violación de las libertades
democráticas de Bush, pero la sorpresa es que eso fue canalizado por un líder
ultraconservador con un predicamento reaccionario, no sólo en EE. UU. sino
acompañando un proceso del mismo tipo en Europa. Es decir, en un momento de
crisis tan fuerte, de mundialización neoliberal, después de la debacle financiera
iniciada en 2008, hay descontento, hay desengaño, hay resistencia y si ese
malestar popular no es canalizado por la izquierda termina siendo absorbido por
figuras tan detestables como Trump, Le Pen en Francia y otros derechistas que
están surgiendo. Este es el escenario y lo que ahora se discute es qué va a
hacer Trump.
El diagnóstico de por qué subió creo que ya ha sido muy discutido y bastante
analizado, ahora el centro del interés colectivo es qué va a pasar en el mundo
en el 2017 con el nuevo presidente Trump. Me parece que esto tiene varios
planos de análisis donde hay muchas preguntas y respuestas que iremos viendo en
el curso de los próximos meses.
Hay un primer plano que está nítido y es que Donald Trump piensa priorizar
una fuerte negociación con gran dureza con China, creo que esa es su prioridad
económica, plantarse frente a China, obligarla a discutir en los términos
económicos que exige EE. UU., que se abra el mercado chino a las empresas
transnacionales, que se abran a los bancos, que morigeren el superávit
comercial y, por lo tanto, el gran endeudamiento que EE. UU. tiene con China.
Creo que Trump va a intentar esto en el marco de la mundialización, no creo
correctas muchas teorías que están circulando que caracterizan a Trump como el
fin de la globalización. Creo que es una mirada superficial, la mundialización
neoliberal en tanto internacionalización no solo de las finanzas, sino también
de la producción, es un proceso más estructural que no se revierte por la
elección de un presidente. Yo creo que Trump en el marco de la globalización va
a hacer una fuerte pulseada con China, va a intentar renegociar los términos de
la hegemonía mundial, así como Obama buscaba hacerlo mediante el impulso del
Tratado Transatlántico y Transpacífico, Trump va a intentar una negociación
dura y directa con China. Esa va a ser la pulseada que va a dominar el
escenario económico global al comienzo del nuevo año. Habrá que ver qué efecto
tiene eso sobre la economía norteamericana, porque no olvidemos que Trump ganó con
una promesa de reindustrializar EE. UU. y logró el voto de la clase obrera
blanca y los sectores empobrecidos con la idea de “volveremos a hacer grande a
EE. UU. con una industria poderosa”. Hay que ver qué cumple de eso.
Si uno se guía por los datos que hay hasta ahora, por ejemplo, por el
gabinete económico que ha definido Trump esto parece muy complicado porque se
ha rodeado de banqueros, toda su crítica hacia Wall Street se ha disipado y por
eso los mercados lo están tratando bien y, sobre todo, ha priorizado el lobby
petrolero, como en la época de Bush. Varios ministros son del sector petrolero,
con lo cual hay que agarrarse por las consecuencias que esto puede tener sobre
la contaminación global, sobre la emisión de gases tóxicos, sobre la anulación
de todos los acuerdos de limitación del calentamiento global. Lo más importante
es que con un lobby petrolero tan fuerte, con un sector financiero tan fuerte,
cómo va a procesarse la industrialización, ante una expectativa inmediata de
suba de la tasa de interés, habrá que verlo. Por el momento aparece como un
gran embrollo, una mezcla de fuertes elementos de continuidad neoliberal en la
agresión a la clase obrera, una política ofertista de bajar impuestos y algunas
ideas poco heterodoxas de reanimamiento de la economía que no sé cómo se van a
implementar.
Igualmente me parece que la clave va a estar en el plano político y no
tanto en el económico y aquí vuelvo a tu pregunta, cómo un derechista como
Trump logra llegar a la primera magistratura, lo hace basándose en un sector
cultural ideológico y social muy impregnado de ideas derechistas, contra el
aborto, por la educación evangélica, la batalla contra los indocumentados,
desmantelar el Obama Care, despedazar la agencia de protección ambiental.
Nombró una Secretaría de Trabajo que ha dicho que la prioridad es reducir los
salarios, evitar un aumento del salario mínimo. Está armando un gabinete muy
duro, un gabinete interno de batalla contra los trabajadores.
Me sorprenden algunas miradas de algunos intelectuales un poco edulcoradas,
un poco ingenuas respecto a Trump, sin ver el peligro que significa para las
libertades democráticas y la lucha social, aunque el costado optimista, es la
importante lucha que están librando los pueblos originarios, los Sioux.
M.H.: Quiero rescatar el tema de China. Hacia fines de diciembre, en
Argentina hubo una conferencia convocada entre otras instituciones por el Banco
de la Ciudad de Buenos Aires con la presencia de Guillermo Calvo y Carmen
Reinhart una especialista norteamericana en temas de la deuda y allí afirmaron
que China no está lejos de una crisis de balanza de pagos. Inclusive,
conversando por estos micrófonos con Guillermo Almeyra días atrás, él también
habló de una situación de crisis próxima en la economía china. ¿Qué información
tenés al respecto?
C.K.: Efectivamente, hay datos objetivos, la economía china operó como la gran
salvadora de la crisis del 2008, inyectando liquidez en Europa, comprando bonos
de tesoros, auxiliando a todos los operativos de rescate de bancos de EE. UU. y
de Europa, pero pasado ese período, donde China mantenía altas tasas de
crecimiento y permitió que los países de América Latina que venden materias
primas tuviesen un impacto atenuado de la crisis de 2008, es muy evidente que
la tasa de crecimiento chino no es más del 12%, sino que se está estabilizando
en torno al 6 o 7% y con grandes tensiones internas en el plano de la
inflación, el manejo oscuro del nivel de déficit fiscal y con tensiones
sociales muy significativas.
Yo creo que Trump tiene en cuenta este dato cuando decide que va a hacer
una pulseada fuerte con China, toma en cuenta un diagnóstico de una situación
en la cual piensa que China no está tan fuerte como antes y, por lo tanto,
puede intentar reposicionar a EE. UU. Veremos si esto es así o no, eso lo dirá
el tiempo, porque si bien es cierto que la relación China-EE. UU. puede llegar
a emparejarse, no olvidemos que China también ha ido creando una red de
soportes regionales muy fuertes especialmente en la Organización de Cooperación
de Shanghai, en todos sus acuerdos de asociación económica regional, en toda
Asia, para contrapesar esa presión norteamericana.
Yo creo que lo que hay que tener presente es no ilusionarse con China,
porque va a pulsear con EE. UU. ofreciendo Tratados de Libre Comercio, no
ofreciendo formas de cooperación favorables a los pueblos, va a ofrecer el
mismo TLC del tipo ALCA, del tipo tratados bilaterales, Transatlántico,
Transpacífico, que manejaba EE. UU., es la misma línea.
Trump va a intentar producir una fractura en la alianza entre Rusia y
China, esa probablemente sea la medida estratégica más audaz. Es parecido a
cuando Nixon viajó a Pekín, pero en este caso es al revés, sería el viaje a
Moscú para intentar una alianza con Putin que le dé oxígeno a EE. UU. para
hacer esa pulseada económica con China. Si lo lograrán o no lo veremos. Parece
bastante complicado, no olvidemos que Putin no es Yeltsin, no es un hombre
indefenso, sino que acaba de liderar el bloque con Irán y el gobierno sirio que
tomó Alepo y, por lo tanto, le ha colocado a EE. UU. un problema geopolítico en
Medio Oriente de primer nivel.
Creo que vamos a ver estas jugadas geopolíticas en los próximos meses, que van
a ser fuertes, donde EE. UU. va a jugar como siempre con el Pentágono. No hay
que hacerse ilusiones con un retiro de EE. UU., como un Imperio que reconoce su
decadencia y decide darle un respiro al mundo. Esas son todas ingenuidades que
no se sostienen. El gabinete que armó Trump toma a todos los belicistas de la
época de Bush, toda gente que estuvo en la guerra de Irak, en Afganistán y que
simplemente ahora van a ver cuál es el camino para ubicar a EE. UU. como
sheriff del mundo en función de los intereses de las empresas estadounidenses y
por eso tenemos que abrir mucho los ojos en América Latina.
M.H.: Nos hemos referido a dos de nuestros principales socios comerciales,
EE. UU. y China. Hay un tercer problema que es Brasil.
C.K.: Brasil es un problema para todos, porque después del golpe contra
Dilma la secuencia ha sido mayor inestabilidad, mayor ilegitimidad, es un
gobierno que no se sostiene, que incluso ya no tiene esa base derechista
eufórica que utilizaron para dar el golpe de Estado y de trasfondo el problema
es que la economía sigue retrocediendo a pasos agigantados. Es un espejo de lo
que puede pasarle a la Argentina, esta idea de que hay una recesión corta y
salimos. Miremos a Brasil, un trimestre tras otro donde la caída no se frena.
A los problemas económicos y políticos que tiene estructuralmente Brasil se
le añade un escenario muy complicado en el plano internacional porque las
medidas económicas que va a tomar Trump van a agravar la situación de Brasil,
Argentina y toda América Latina. Primero, porque si decide disputar con China y
el eje de los próximos meses es una disputa comercial entre EE. UU. y China, va
a ser una disputa por quién se impone en los mercados en disputa y América
Latina es uno de los principales. EE. UU. se va a lanzar a recuperar la pérdida
de lugares exportadores que le arrebató China y va a haber una puja entre los
dos gigantes por ver quién lucra con la primarización de América Latina.
Además, en el plano financiero, es casi seguro que va a haber un aumento de las
tasas de interés en EE. UU. y este aumento es siempre muy problemático para
América Latina porque los capitales llegan tradicionalmente a la región cuando
las tasas son bajas en el centro, pero la tendencia se revierte cuando las
tasas suben en EE. UU. Ese fue el detonante, por ejemplo, de la crisis del Tequila
a mediados de los ´90. Las inversiones que muchos están esperando de EE. UU, si
sube la tasa de interés, probablemente volverán a EE. UU.
Si la disputa con China es muy intensa habrá que ver qué pasa con el precio
del petróleo y con el precio de la soja. Por donde lo mires la situación de
Brasil se complica y a la complicación que ya conocemos, tenemos que
prepararnos para una nueva y de mayor escala en México, porque si hay algo que
Trump va a cumplir de sus promesas electorales es una agresión muy fuerte
contra los indocumentados, ya anunció que va a expatriar a varios millones, ya
se anticipó Obama echando varios millones y él piensa echar varios millones
más. Y lo del muro va en serio, no se sabe si lo va a hacer en los términos que
lo anunció o qué forma tomará, pero tiene previsto muros, controles
migratorios, eventualmente un arancel a las remesas y toda la tensión de EE.
UU. con México implica tensión con América Latina.
Por eso están tan desconcertados todos los gobiernos neoliberales, todos sin
excepción, no saben qué hacer. Ellos estaban tan confiados que ganaba Hillary
Clinton y se daba la Alianza del Pacífico, por eso estaban desmantelando el
Mercosur y expulsando a Venezuela, con la seguridad de que quedaba afuera, se
anulaba el Mercosur y Brasil y Argentina iban para el lado del Tratado del
Pacífico. Ahora no se sabe si el propio Trump no va a ser el que va a congelar
el Tratado del Pacífico, por lo tanto, hay un clima de desazón y desconcierto
muy fuerte en todos los gobiernos neoliberales de la región.
Macri ha enfrentado una gran resistencia social
M.H.: Parecería que en este contexto el gobierno argentino ha tomado
algunas decisiones con la designación del nuevo Ministro de Hacienda, Nicolás
Dujovne.
C.K.: Yo creo que hay que partir del hecho que el 2016 demostró que el de
Macri es un gobierno de los capitalistas que enriquece a los millonarios a
costa del pueblo, que hace una redistribución regresiva del ingreso, pero
también demostró que no puede hacerlo en la medida del ajuste que aspiraban los
grupos económicos a realizar con Macri, porque han enfrentado una gran
resistencia social, el gobierno no ha creado el clima de confianza a largo
plazo entre los capitalistas y, por lo tanto, las inversiones no llegaron y
creo que esa es la principal razón por la cual despidieron a Prat Gay.
El ex Ministro no se fue por razones personales, porque tiene un ego muy
grande, etc. Prat Gay se fue porque hubo un fracaso económico total del
gobierno de Macri, con una inflación por encima del 40%, una recesión récord,
déficit fiscal mayúsculo, una pobreza que se expande, una recuperación
económica que no vino ni en el primer semestre, ni en el segundo, y no se sabe
en qué momento llegará. Entonces, una cabeza tenía que rodar, un Ministro tenía
que caer. Cuando los gobiernos enfrentan este tipo de fracasos en general
despiden a un Ministro elogiándolo por haber cumplido tan meritoriamente su
labor. El gobierno de Macri está en una trampa económica que en parte fue
creada por el propio Macri. El gobierno suele decir cada vez que hay un
problema, que eso obedece a la herencia del gobierno anterior, entonces para
cualquier fracaso hay una explicación en el legado previo. Pero en realidad,
transcurrido un año, Macri creó su propia herencia al aplastar el consumo.
Cuando Macri comenzó su gestión económica con una brusca devaluación,
reduciendo las retenciones, empezando un ajuste, bajando los salarios,
aumentando el desempleo, produjo una fuerte contracción del consumo y esto es
lo que está bloqueando cualquier reactivación y no le encuentran la forma ni la
manera de resolver esta contradicción.
Frente a la incapacidad para hacer algo decidieron cambiar el Ministro y es
más de lo mismo, o algo peor de lo mismo porque finalmente dividieron el
Ministerio, hicieron uno del ajuste donde va a estar Dujovne y uno del
endeudamiento donde va a seguir con Caputo y entre los dos se van a
combinar.
Dujovne no vino para hacer el ajuste ya, sino en el 2018. Que lo quiere hacer
no cabe duda, es el que propone reingresar al FMI, que propone un programa de
techo fiscal como el de Brasil en el mediano plazo, es un hombre tipo
Sturzenegger-Melconian, pero difícilmente lo pueda hacer en el año electoral,
porque Macri va a apostar a no perder las elecciones para lograr gobernabilidad
en los próximos años, difícilmente pueda hacer este año el ajuste, pero nombra
a Dujovne para decirle a los mercados y a la clase dominante que si lo
acompañan en la apuesta electoral del 2017, él tiene al hombre que hará el
ajuste que no pudo hacer hasta ahora.
Apuestan a eso. La buena noticia es que no lo han logrado en la medida que
ellos buscaban por el nivel de resistencia que hay, a pesar de la burocracia
sindical que se ha entregado al gobierno a cambio de la caja de las Obras
sociales. El año terminó con una gran lucha de los investigadores del Conicet,
ahora una lucha de los educadores, un movimiento social que en las jornadas de
conmemoración del 19 y 20 de diciembre se demostró que el método de la acción
directa, de la asamblea y el piquete, la lucha callejera, está muy presente en
la conciencia y en la acción popular.
M.H.: Además del tema de la CGT, con el cual coincido totalmente, con un
peronismo que lo ayudó a gobernar a Macri también, que ha sido clave en la
gobernabilidad.
C.K.: Totalmente. Sin los renovadores hubiera sido imposible la
supervivencia de Macri. Pero no solo por haberles dado el voto para la Ley de
pago a los buitres y todas las medidas más significativas, sino que incluso
cuando Macri patinó fuerte con la medida del Impuesto a las Ganancias y se veía
confrontado a una oposición muy grande y a tener que ir al veto de un proyecto
que surgía del Parlamento e incluía impuestos a la minería y al sector
financiero, nuevamente Macri lo llamó por teléfono a Massa y acordaron lo de
siempre, llegaron a una negociación a través de la cual ni remotamente empieza
a revertirse este gravamen que sufren los asalariados en los últimos 17 años.
Yo creo que los renovadores han acompañado a Macri en todo lo que él quería
y eso le ha dado la gobernabilidad en todos los planos. Pero hay que ver cómo
sigue la película porque hay elecciones y porque Macri está muy jugado a
medidas que me atrevería a decir que son jugadas aventureras.
Recordemos que Macri apostó fuertemente a Hilary Clinton y ganó Trump, entonces
ahora está buscando por cualquier vía el modo de congraciarse con Trump y los
Republicanos y te diría que la reapertura del memorándum con Irán y de la
investigación sobre Nisman, no apuntan tanto a volver a crear una causa contra
Cristina, que ya tiene muchas y que no sé qué peso tendrán en el año electoral,
sino que es un guiño a los Republicanos, a Trump para decirles que si quieren
hacer un operativo para romper el acuerdo de Obama con Irán y si tienen un
objetivo de quebrar la alianza de Rusia con Irán y volver a cercar a Irán,
tienen el gran pretexto que dice que a Nisman lo mató el gobierno kirchnerista
con un agente iraní y se los ofrece para ser utilizado en cualquier provocación
que tengan que realizar, mientras siguen tapando el caso AMIA, el juicio
totalmente silenciado a los encubridores de la AMIA.
También Macri va a seguir intentando alguna provocación contra Venezuela
por cualquier vía. No es casualidad que el año haya terminado con esa
bochornosa golpiza contra la Canciller Delcy Rodríguez de Venezuela a quien la
policía sacudió como si fuera un manifestante más en la protesta por el
marginamiento de Venezuela del Mercosur. Macri no dudó en atropellar a la
representante de la Cancillería de un país. La buena noticia es cómo respondió Venezuela,
con dignidad, con denuncias fuertes, demostrando cuál es la autoestima de un
país que no se deja mancillar. Recuperó la tradición de Fidel y de Chávez de
plantarse fuerte contra los provocadores de la derecha.
Me parece clave que se encuentren los caminos para una ampliación del FIT
M.H.: Se conocieron encuestas hace pocos días que daban al Frente de
Izquierda y los Trabajadores (FIT) en la Provincia de Buenos Aires un 7% de los
votos. ¿Qué perspectivas ves en este contexto para la izquierda argentina?
C.K.: No me sorprenden esos números porque el dato dominante es que la
izquierda es un actor visible en el escenario actual, el acto que realizó el
FIT en Atlanta es una demostración de eso o en cualquier manifestación
multitudinaria se ve la presencia, la militancia, la envergadura de la
izquierda y te diría que también en una representatividad inédita desde los ´70
no solo en dirigentes sindicales intermedios sino también en líderes de
sindicatos, eso no lo veíamos desde hace tiempo y hay una fuerte preocupación
de la burocracia sindical frente a este hecho.
La izquierda que venía creciendo en el último período kirchnerista afianzó su
crecimiento durante este primer año de Macri y me parece que en 2017 se
presenta un desafío no solo sindical, de lucha, sino político y electoral, cómo
la izquierda logra plantarse como una fuerza importante en elecciones que le
son en general convenientes porque en las elecciones de medio término, cuando
no se vota Presidente, hay una tendencia al voto legislativo más fuerte para
las fuerzas que no participan en la polarización y romper la triple
polarización que muchos anuncian en la Provincia de Buenos Aires es uno de los
temas claves de la izquierda.
Me parece que aquí hay un desafío de ampliación, el FIT es sin lugar a
dudas la instancia electoral ya existente que tiene representatividad
legislativa con líderes que aparecen en los medios de comunicación y que son
conocidos, pero me parece clave que se encuentren los caminos para una
ampliación de fuerzas que hace muchos años están reclamando la apertura del FIT
y de nuevas organizaciones con menor tradición que se han aproximado al FIT y
es indispensable encontrar los mecanismos, que pueden ser múltiples, que ya se
han probado en la selección de candidatos del FIT, vía acuerdos e internas, me
parece clave que se encuentre la forma de no atomizar el voto de la izquierda
porque sería un suicidio.
Es un momento en el que vamos a tener una gran oportunidad, llegar a las
elecciones con más de una lista de izquierda me parece que sería una tontería,
un signo de inmadurez que espero sea superado, sobre todo en un momento en el
que las banderas y los símbolos de la izquierda vuelven a estar presentes en
sectores importantes de la militancia y tenemos que aprovechar esa buena recepción
que vamos a tener en un año muy simbólico, porque vamos a tener la
conmemoración del 150º aniversario de la salida de El Capital, el centenario de
la Revolución bolchevique y el primer aniversario de la muerte de Fidel, son
tres acontecimientos importantes que van a dar lugar a encuentros, discusiones,
debates e intercambios teóricos, pero lo más importante es que esto pueda
expresarse en el plano político en un fuerte reagrupamiento unitario de toda la
izquierda.
Extraído de Agencia de Noticias Redacción (ANRET)
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