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sábado, 16 de junio de 2012


REGIONAL


Kiriko

¿QUE HAY  DE TRAS DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CHILENO-PERUANO?

SEGÚN EL ANALISTA CHILENO MEDIANTE LA FUERZA(BRUTA) Y LA RAZÓN(INTELIGENTE) JUSTIFICA LA OPCIÓN GUERRERISTA TOMADA POR EL PAÍS SUREÑO, FRENTE AL FALLO DE LA CORTE INTERNACIONAL DE LA HAYA. AQUÍ SUS DELIRANTES ARGUMENTOS POCO PACÍFICO E IN AMISTOSO CON LOS PAÍSES VECINOS, LO CUAL SE INTENTA E INCLINA HACIA-POSIBLES- POSICIONES AGRESIVAS FRENTE A LA HISTÓRICA ALIANZA Y SIMPATÍA PERUANA-BRASILEÑA.

Cristian Leyton Salas es Doctor © en Estudios Americanos. 

Investigador Titular en el área de los Estudios Políticos, de Seguridad y Defensa del Observatorio Regional de Paz y Seguridad (ORPAS), de la Universidad Bernardo O´Higgins y académico del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Central.

Se desempeñó como Analista Internacional del Departamento de Estudios y Análisis en el área vecinal y regional del Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM) del Ejército de Chile.

Es Bachellor en Ciencias Políticas y Master of Arts en Relaciones Internacionales, de la Université du Québec à Montreal (Canadá) y graduado del Center for Hemisferic Defense Studies (CHDS), Washington D.C.. 

Autor del libro "Chile y Perú: Una Rivalidad Duradera", Ediciones akhilleus, en librerías proximamente.

Humala y la camisa de fuerza brasileña

Posted on June 13, 2011 by Cristian Leyton Salas




Humala el lulista, Humala el conciliador, Humala el integrador.



Antes que ese Humala conocíamos al “otro”,  el antichileno, aquel que prometió comprar Arica, el Humala revanchista, aquel que señaló repetidas veces que revisaría la naturaleza de los intereses económicos y comerciales chilenos en Perú. La transformación de Humala, o casi una transfiguración  de un político de extrema izquierda nacionalista y neopopulista se convirtió, con la ayuda y el asesoramiento de Brasil en un “moderado”, libre de toda traza del chavismo. Dejó su camisa roja, por una blanca o rosada. En su interior sigue siendo cacerista y velasquista.



Existe una pregunta que debe ser respondida ¿Es Brasil el “aval” de Ollanta Humala o su “camisa de fuerza”? Si es el aval, cierta tranquilidad puede respirarse en La Moneda, si es una camisa de fuerza frente a su naturaleza política nacionalista y antichilena, deben ver con preocupación la evolución de su politica interna y externa, especialmente cuando vemos que aún no presenta a su equipo económico –lo que a todas luces indica que el “equipo original”, aquel que pensó el Programa de Gobierno y que entendía implementaría sus orientaciones estatistas y nacionalistas está, hoy, siendo negociado.



Ya lo habíamos señalado anteriormente, Brasil quitó de las fauces del chavismo a Perú. Logró, Itamaraty, llenar con su poder una necesidad estratégica de Ollanta: ser percibido como un actor legítimo y estabilizador, tanto al interior de Perú como en su mismo espacio vecinal. A su vez, Brasilia logró expandir su capacidad de influencia hacia un Perú que tradicionalmente era una pieza del ajedrez geopolítico argentino.



Chile observa como Brasilia está cambiando, al menos en el papel, el rango de apreciación estratégica de Lima, sin darse cuenta que de una u otra forma está alimentando una nueva fase de competencia entre La Moneda y el Palacio Pizarro: el lugar que uno y otro ocupan en la jerarquía de intereses regionales brasileños.



La camisa de fuerza brasileña podría tener, para algunos, fallas de fábrica. El material de la camisa en cuestión no es brasileño sino que chavista. Ollanta Humala posee la misma matriz ideológica y politica de Hugo Chávez, ambos  son de naturaleza militaristas, ambos desean transformar la estructura  de los sistemas políticos y económicos. Ambos ven en los estamentos militares y bélicos los pilares fundamentales de la proyección y sustentación de sus poderes políticos internos.



De la evolución del nacional-populismo de Ollanta Humala -en función y relación a la implementación del programa que le llevó al poder-  dependerá la preminencia de la camisa de fuerza lulista sobre el régimen de Humala.



Una señal compleja nos acaba de enviar el nuevo líder nacionalista peruano que tomará el control del Palacio Pizarro: la resolución de los diferendos con Chile pasa, absolutamente, por una revisión de la historia. Un signo que nos indica claramente que La Haya no resolverá y pondrá término a las relaciones de rivalidad desde Lima hacia Santiago. Todo parece indicar que una estrategia de “gestos” históricos se impondrá sobre Chile, alimentando, una vez más el nacionalismo negativo peruano, aquel que ve en el “otro” la fuente de todos sus males y que genera y autogenera cohesión, en particular en periodos de crisis interna, como los que parecen avecinarse en la frontera norte.



La “resolución de problemas históricos” en plural debe indicarnos claramente que de “perder” en La Haya, el Perú de Ollanta mantendrá y exacerbará las relaciones e animadversión hacia Chile, siendo ahora más compleja la situación toda vez que existen actores nacionales en tierras peruanas que podrían ser objeto de una hostilización comercial creciente.



Si en estos momentos, la “camisa de fuerza” brasileña contiene la naturaleza nacionalista de Humala, Chile debe hoy mismo debutar una fase de acercamiento mayor con el aliado histórico de Brasilia. Es una necesidad estratégica en función de escenarios posibles y probables que indican que la retórica conciliadora de Ollanta no es más que eso, retórica.

El Presidente Humala y Chile

Posted on June 05, 2011 by Cristian Leyton Salas

Y uno de los escenarios más complejos para Chile se está materializando. El Perú está eligiendo al candidato nacionalista, Ollanta Humala, para que dirija los destinos de ese país por los próximos cinco años.
Más allá de las últimas declaraciones conciliatorias que el candidato emitió en función de este lado de la frontera, no es posible borrar con algunas pocas frases lo que ha sido una retórica dominante y sistemática del Presidentecacerista hacia Chile y sus intereses. No obstante ello, hagamos abstracción, por un momento, de la verdadera naturaleza política de Ollanta, en específico de su particular visión de competencia geopolítica con La Moneda y de su carácter eminentemente militarista.
 Ollanta de toda evidencia aprendió la lección ante su derrota electoral pasada cuando terminó por inclinarse ante su rival aprista, Alán García: Hugo Chávez, y el bolivarianismo que encarna, no solo, no debía inmiscuirse en la campaña, sino que sobretodo, no debía emitir señal alguna de apoyo a su candidatura. El líder chavista comprendió difícilmente el mensaje directo del candidato nacionalista y obró de la suerte. Sin embargo, un espacio vacío de poder quedó de manifiesto, Brasil, y el lulismo lo comprendió. De esta manera, Brasilia tomó el control de la campaña de Humala. ¿El resultado? Se operó un rápido proceso de reforma y de transformación, del fondo y la forma, de la propuesta política de gobierno del líder Humala. Ollanta no quedaba solo, sino que fue apadrinado por el poder brasileño.
La arremetida política de Brasilia de una u otra forma apaciguó los temores de la llegada, al Palacio Pizarro, de un Presidente de naturaleza bolivariana, con una agenda oculta –aunque muy visible en su Programa de Gobierno-, que implicaba una reforma total de la Constitución, la instauración de controles mediaticos, la nacionalización,  y expropiación de empresas “estratégicas”, la militarización de parte de la sociedad  y la tendencia a la perpetuación en el poder. No obstante que las aprensiones subsisten, la presencia del lulismo en la presidencia de Ollanta Humala debería tender a moderar ciertos impulsos naturales de corte chavistas del nuevo mandatario limeño.
¿Podrá Brasilia transformar el ADN nacionalista de Humala? ¿Podrá el lulismoimpedir que el “velasquismo” de Ollanta, en búsqueda de afianzar su poder y legitimidad, decida potenciar el poder de las FF.AA peruanas, transformándolas en un pilar de su poder político? ¿Logrará Brasilia morigerar las transformaciones económicas que Humala intentará implementar a fin que su apuesta no resulte un nuevo fracaso en la Política exterior brasileña? ¿Podrá Brasilia impedir que, al igual que Toledo, el mandatario Humala escale políticamente -y por que no, militarmente-, sus diferendos con Chile?
No olvidemos un punto central: Existe una tendencia repetitiva en los diversos mandatarios que han llegado a la casa de Gobierno limeño, en función de su actuar con y hacia Chile, La Moneda y el Edificio Carrera: lo que apuntalan en la carrera presidencial no es lo que implementan una vez que son gobierno. Para no ir más lejos, así fue con Toledo y asimismo fue con García. Los intereses internos nacionalistas son demasiado poderosos como para obviar la existencia de un factor de cohesión interno que genere tanto consenso como Chile en la clase política peruana.
¿Qué esperar de la Política Exterior regional de Humala? La política vecinal de Ollanta estará centrada, de toda evidencia, en un primer momento en priorizar el apoyo de Brasil a su causa –lo que constituye un cambio geopolítico peruano relevante. De la misma manera el Presidente Humala buscará ahondar sus relaciones con Ecuador: la necesidad estratégica de cristalizar el término de una doble amenaza  histórica–en su frontera norte (Ecuador)  y sur (Chile). Lo anterior le impulsarán a cimentar una lógica política de gestos conciliatorios con Quito, afianzando con ello el aparente congelamiento de las relaciones entre Ecuador y Chile. Con Argentina, sus relaciones deberían mejorar. 
Un aspecto central en su agenda vecinal será Chile y Bolivia. De toda evidencia las relaciones con La Paz mejorarán. A todas luces, ambos mandatarios, Ollanta y Evo, buscarán reinstaurar las relaciones de “hermandad histórica”, caídas en desgracia bajo el Gobierno de García. Nuevamente La Paz y Lima tienen algo que los une.
Las relaciones con Chile orbitarán en torno a la postura de Humala hacia los capitales “chilenos”, su hostilización o no; los resultados de la decisión de La Haya, si serán finalmente aceptadas ante una derrota; en último termino, la postura que adoptara en relación a sus FF.AA, si tendremos que encarar un nuevo “velasquismo” como aquel de finales de los 70s cuando el Perú se armó para recuperar Arica por la fuerza.
La pregunta que subsiste, ¿logrará Brasilia controlar la naturaleza militarista y nacionalista negativa de Ollanta Humala, o por el contrario, terminará Humala dejando caer al gigante brasileño y en el mediano plazo acercarse a Hugo Chávez?
¿Terminará Chile pagando el precio de un posible estancamiento económico peruano, o peor aún, del estallido de una crisis política de inimaginables magnitudes una vez que Ollanta Humala se decida a instaurar de golpe y manu militari su verdadero programa político de Gobierno?
Fuente: Diario la tercera de Chile

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