El canciller Alfredo Moreno -considerado como un hombre de pocas palabras y hasta frío con su equipo de trabajo- agradeció uno por uno a los miembros de la comitiva de más de 20 personas que lo acompañó a la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos en la ciudad boliviana de Cochabamba, el martes, algunas horas antes de subir al avión que lo trasladó a Antofagasta junto a los cancilleres de otros 6 países que participaron en la reunión de la Alianza del Pacífico. Estaba tan feliz por los resultados conseguidos, que se tomó una foto con todo el equipo y les prometió una anotación de mérito en su hoja de vida.
Hasta antes de la reunión, había temor respecto de lo que podía pasar. El país anfitrión tenía puestas grandes expectativas en el encuentro; tanto, que en la Cumbre de las Américas hace poco más de un mes en Cartagena de Indias, Colombia, la Cancillería boliviana enviaba mensajes a sus pares chilenos de que era mejor negociar antes para evitar un bochorno diplomático mayor en Cochabamba.
Las semanas previas comenzaron con tensión entre ambos países. La primera disputa fue por la locación de la Asamblea, que originalmente se iba a hacer en el patio de una universidad, con la posibilidad de ser semiabierta al público. Una opción que tanto Chile como otros países desecharon, por los problemas de seguridad que podía implicar. Finalmente, la OEA decidió que fuera en el Hotel Regina -una especie de resort con instalaciones cerradas en la localidad de Tiquipaya-, pero no se pudo desactivar la idea de que el acto inaugural fuera en un gimnasio y con un discurso del Presidente Evo Morales, donde claramente uno de los temas sería la reivindicación marítima.
La locación volvió a ser un problema siete días antes de la reunión, cuando el Hotel Regina canceló la reserva de la delegación chilena -hecha y pagada con meses de anticipación- por instrucciones de la Cancillería boliviana. El asunto era complejo, no sólo por el alojamiento de las autoridades sino porque el despliegue chileno implicaba conexiones vía satélite, teléfonos cifrados y otros equipos especiales cuya instalación ya estaba proyectada en ese lugar. A cambio se les ofreció un hotel no inaugurado a 30 minutos de la cumbre de cancilleres. Tras negociaciones diplomáticas y amenaza de demanda, las habitaciones fueron devueltas, pero el hecho logró encender los ánimos de la comitiva.
Por qué Moreno no fue a la inauguración
El canciller Moreno llegó a Cochabamba en la tarde del sábado, en un avión 737 de la FACh. Fue recibido por el embajador de Bolivia en la OEA, Diego Pari, y recibió múltiples declaraciones de "hijo ilustre". Pero su primera actividad, previa a la Asamblea, fue extradiplomática: vio el partido de Chile-Bolivia en uno de los salones del hotel, junto con el secretario general de la OEA, el ex ministro chileno José Miguel Insulza.
Mientras tanto, la delegación chilena ya manejaba la posibilidad de que el ministro se restara de la ceremonia de inauguración en el gimnasio. Y así se lo planteó Moreno al canciller boliviano, David Choquehuanca, en una reunión privada que tuvieron el domingo en la mañana.
Según miembros de la delegación, el ministro chileno le expresó la inconveniencia de asistir por los problemas de seguridad que podría traer el planteamiento del tema marítimo ante más de tres mil personas. En un primer momento, Choquehuanca le aseguró que esto no sería parte del discurso del Presidente Morales, y luego le propuso que de ser mencionado, le podría hacer llegar el párrafo con anterioridad para que lo evaluara.
Sin embargo, cuando ya eran las 5 de la tarde, a una hora de que comenzara la actividad, el texto aún no llegaba y Moreno llamó al embajador de Chile en la OEA, Darío Paya, que estaba con Choquehuanca, para que le pidiera el discurso. Éste le dijo que no sería posible la entrega, y Moreno, entonces, confirmó que no asistiría. Una decisión "acertada", según La Moneda.
Las señales hostiles para el gobierno chileno continuaron. El lunes, el hotel amaneció custodiado por marinos bolivianos que hacían guardia afuera del recinto, en el salón donde se desarrollaba la asamblea y también en los salones anexos dispuestos para las reuniones bilaterales. La situación fue expuesta por el canciller Moreno al ministro de Defensa boliviano, Rubén Saavedra, quien contestó que "nuestros marinos son de escritorio". Moreno retrucó: "entonces, los escritorios de su país están vacíos, porque toda la Marina está en el hotel. Me parece extraño".
La presencia de Saavedra -dos veces ministro de Defensa en el gobierno de Morales- tampoco fue bien evaluada por Chile. En su primera gestión en Defensa (hasta abril de 2011), este militante trotskista estuvo envuelto en el escándalo por los videos de soldados bolivianos insultando a Chile en diciembre de 2010, en la página oficial del Ministerio, lo que él atribuyó a un hackeo . Saavedra, además, fue nombrado como el primer director de la Dirección de Reivindicación Marítima (Diremar) -a cargo de denunciar a Chile en tribunales internacionales- en abril de 2011.
Si bien era posible su presencia en la asamblea, lo que irritó a Chile fue que reemplazara a Choquehuanca como representante de Bolivia, cuando éste tenía que dejar su puesto para estar en la testera como anfitrión.
La puesta en escena
Y las sorpresas continuaron. Como es costumbre, junto con las Asambleas de la OEA, se desarrollan foros sociales en los que participan organizaciones no gubernamentales preocupadas del medio ambiente, los derechos sexuales o las minorías étnicas. La Cancillería chilena había dispuesto representantes en esta instancia, por lo que se creía que no habría problemas. Pero Bolivia organizó una tercera cumbre, que fue transmitida todo el día por televisión, en la que chilenos pedían mar para Bolivia, e incluso se reunían con el Presidente Evo Morales.
Entonces vino el factor que terminó por desatar la molestia de Chile. La Cancillería boliviana comenzó a entregar a los representantes de los países asistentes documentos y material de manera no oficial, lo que está fuera de los códigos diplomáticos de una cumbre de estas características. El día lunes se repartió un libro con argumentos a favor de la demanda marítima de Bolivia, y el martes, antes de la discusión oficial de los cancilleres Moreno y Choquehuanca, justo después del almuerzo, fueron entregados un mapa de gran tamaño con los límites previos a la Guerra del Pacífico, la revista de la Diremar y un documental, lo que coronó la apuesta comunicacional boliviana.
La estrategia política
Pese a las dificultades en Cochabamba, la Cancillería chilena tenía claro que si algo no iba a volver a repetirse era el histórico triunfo de Bolivia en la Asamblea de la OEA de 1979, realizada en La Paz, cuando todos los países -excepto Chile y Paraguay, que se retiraron antes- dieron su apoyo a los dueños de casa en su aspiración de encontrar una solución para el tema marítimo.
Casi treinta y tres años después, pesaba entre los diplomáticos y las autoridades chilenas la idea de que las relaciones internacionales del Chile de hoy son totalmente diferentes a las de esa época, tanto por factores políticos como por nuestra apertura económica y el peso en la región que hoy nos hace estar, por ejemplo, en la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (en una troika con Venezuela y Cuba), o por primera vez en foros económicos internacionales, como el G-20.
A fines de los setenta, en plena dictadura, Chile mantenía serias diferencias con Perú y los resabios del conflicto del 78 con Argentina, además de la postura contraria a Augusto Pinochet por parte del gobierno de Jimmy Carter en Estados Unidos.
La estrategia chilena para la OEA se inició hace varios meses en completo silencio, pese a las críticas que recibió la Cancillería, acusada de pasividad por diversos sectores, y las dudas de las reales capacidades del gobierno en el área internacional, donde se reprochaba la falta de relaciones internacionales que podía tener un gobierno de derecha y la nula experiencia política del canciller Moreno, proveniente del mundo empresarial.
Uno de los puntos centrales de la estrategia nacional fue el acercamiento a los países de Centroamérica y el Caribe, con quienes Chile no había desarrollado relaciones profundas hasta antes del gobierno de Piñera, pese a su importancia en foros internacionales, donde suelen actuar en bloque y suman casi una veintena de votos.
En los últimos meses, tanto el canciller Moreno como otros altos funcionarios se reunieron varias veces con sus representantes, quienes además vinieron a Chile en febrero a reunirse con el Presidente Piñera.
En esas oportunidades -dicen en la Cancillería-, nunca se les solicitó apoyo directo en la OEA, pero se desarrollaron confianzas que permitieron que todos estuvieran con Chile en Cochabamba. De hecho, Moreno se reunió con ellos el día anterior a la Asamblea, para entregarles antecedentes de la postura chilena.
De hecho, un punto de inflexión, muy celebrado en la Asamblea, fue el discurso del canciller de Dominica, Hubert Charles, quien recordó el pasado de esclavitud de su país y el sufrimiento de su pueblo, pero señaló: "no es fácil ignorar la historia, pero estamos seguros de que prestar atención al futuro y al potencial del futuro es probablemente más productivo que prestar atención al pasado", tras el enfrentamiento de los cancilleres chileno y boliviano.
"Nada de lo que se hizo previamente como preparación para la OEA tiene tanto peso como haber estrechado relaciones con los países. Y el peso anímico y comunicacional que intentó Bolivia se contrapuso con nuestro nivel internacional", puntualizan en la Cancillería.
"Nada de lo que se hizo previamente como preparación para la OEA tiene tanto peso como haber estrechado relaciones con los países. Y el peso anímico y comunicacional que intentó Bolivia se contrapuso con nuestro nivel internacional", dicen en la Cancillería. "La posición de Chile hace que nuestra interlocución sea mucho más sólida"Canciller Alfredo Moreno:
El martes en la noche llegó de Cochabamba, Bolivia, tras la cumbre de la OEA, asistió a la reunión de la Alianza del Pacífico, recibió al rey Juan Carlos de España y prepara su viaje a la cumbre del G-20 en México en un par de semanas. El ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, analiza en "El Mercurio" el buen momento internacional por el que pasa Chile.
-¿Esperaba el resultado que se produjo en la Asamblea de la OEA en Cochabamba?
-Confiaba en el trabajo silencioso pero muy profesional que ha realizado la Cancillería. Es un trabajo largo y persistente, que se ha llevado con la reserva que requiere la diplomacia. Hemos dado a conocer en los diferentes países nuestra posición en torno al tema boliviano.
-¿Por qué se considera un triunfo lo que ocurrió en Bolivia?
-Lo más importante ocurrido en la Asamblea fue el claro y contundente compromiso de los representantes de los Estados miembros hacia el derecho internacional, como sujeto insustituible en el desarrollo de las relaciones entre ellos.
-¿Por qué había en Chile cierta inquietud de lo que pudiese ocurrir?
-Porque la Asamblea de 1979, también realizada en Bolivia, emitió un pronunciamiento que excedía sus facultades, porque afectaba un tratado, lo que Chile rechazó. En esta Asamblea, en cambio, los países expresaron con claridad que el planteamiento que hace Bolivia se tiene que resolver en base al derecho internacional.
-¿Y qué implicancias tiene ese planteamiento?
-Eso, que parece tan simple, es muy importante por dos razones. Primero, porque no había sido mirado de esa manera en ocasiones anteriores, y la solidez de la posición de Chile ha permitido que esto se mire en el contexto que corresponde. Pero segundo, porque Bolivia el año 2009 creó una nueva Constitución, que establece que tiene un derecho irrenunciable a una salida soberana al mar y un artículo transitorio que le impone al Poder Ejecutivo la obligación de determinar los tratados que fueran opuestos a la Constitución, para renegociarlos o desahuciarlos. Eso, naturalmente, causa un problema de grave preocupación para nosotros y para el derecho internacional en nuestro continente, porque ningún país puede considerar que su derecho va a estar por encima de lo que ha convenido en base al derecho internacional con otro país. Y menos cuando esa Constitución fue aprobada 100 años después del Tratado que rige nuestras relaciones con Bolivia, como es el Tratado de 1904.
-¿Cuál fue la clave del éxito?
-Hoy, la posición internacional de Chile es sólida. Chile preside la Celac, comunidad de todos los países de Latinoamérica y el Caribe. En cuanto a EE.UU. y Canadá, el Presidente Obama escogió venir a Chile y hablar desde nuestra región; el primer ministro Harper estuvo recién hace algunas semanas en Chile, y tenemos una relación extraordinaria con Canadá, tenemos G-20 en esta región... La posición actual de Chile hace que nuestra interlocución con el resto de los países sea mucho más sólida. Me podría extender citando los resultados de una acción internacional en la que participan desde hace dos años desde el Presidente, que ha establecido relaciones personales de confianza de gran provecho, hasta el último funcionario de nuestra Cancillería.
-¿Cómo considera el hecho de que antes de Cochabamba y después de Cochabamba el gobierno boliviano insista en que el de 1904 fue un tratado impuesto por la fuerza y revisable?
-En la OEA dije dos cosas que fueron escuchadas por todos los asistentes de los distintos países. En primer lugar, el Tratado de 1904 fue firmado 20 años después del fin de la guerra y 25 años después de la última batalla donde participaron soldados bolivianos. El candidato a la Presidencia de Bolivia, que era el ministro de Defensa, hizo campaña en base a decir que si era elegido Presidente conseguiría este tratado. Ganó con el 76 y algo por ciento de los votos, de tal manera que no podríamos decir que no hubo tiempo, que no hubo reflexión, no hubo participación y conocimiento de lo que Bolivia estaba haciendo. Pero más allá de eso, en 1920 Bolivia llevó este tema a la Liga de las Naciones, que es el antecesor de las Naciones Unidas, y ésta nombró un tribunal de expertos formado por tres miembros, que dictaminaron por unanimidad que la Liga no tenía nada que hacer en este tema, que era bilateral, que había un Tratado plenamente válido y sólo podía ser modificado por acuerdo de las partes entre Bolivia y Chile. Eso explica por qué Bolivia no ha hecho nada más desde el año 1920. Los hechos son sumamente claros.
-El Presidente Morales ha planteado que tuvo mejores relaciones con el gobierno de Michelle Bachelet y que este gobierno ha cambiado las reglas del juego. ¿Qué tipo de diálogo ha existido y por qué se llega a este punto en que parece que las relaciones estuvieran en punto muerto?
-En lo que se refiere a los dos años que lleva el Presidente Piñera, nosotros hemos sido muy claros. El Presidente inició su mandato, y como candidato dijo que íbamos a hacer todos los esfuerzos de diálogo con Bolivia sobre la base de que no iba a ceder soberanía de Chile. Así se le hizo ver pública y privadamente al Presidente Morales. Además, el Presidente Piñera citó a una reunión a los presidentes de todos los partidos con representación en el Parlamento y hubo unanimidad de que esto tenía que resolverse de una manera en que no hubiera un cambio con la soberanía chilena. Y así trabajamos muy bien...
-Sin embargo, hubo anuncios de Evo Morales en torno a una posible demanda en 2011...
-El 23 de marzo de 2011. Quiero recordar que en su propio diario hubo una entrevista que salió publicada el miércoles en la mañana en la que el Presidente Morales decía que el diálogo estaba avanzando muy bien, que tenía gran confianza con el Presidente Piñera, que no creía en el camino legal, y ese mismo día en la tarde, en su discurso del Día del Mar, anunció que iba a judicializar esto, que creaba la Diremar y que iba a hacer esto y aquello. Entonces, no somos nosotros los que hemos cambiado lo que decimos.
-Después del 23 de marzo de 2011, ¿han seguido las conversaciones con Bolivia?
-Hemos mantenido la misma posición, pero le hemos dicho a Bolivia que queremos saber cuáles son los aspectos que desea judicializar, porque los aspectos que son judicializados no corresponde que los sigamos conversando. Hemos hecho todos los intentos posibles. Los presidentes se juntaron dos veces en el último año, conversaron sobre esto. Yo me he juntado en innumerables ocasiones con el canciller, y en la OEA yo hice notar que él conocía perfectamente todas las cosas que habíamos hecho juntos, todas las reuniones de alto nivel que habíamos tenido y creado a través de otras personas, y me parece que Chile siempre ha demostrado su disposición a poder avanzar.
Dichos de Humala: "Yo me quedo con lo positivo"
-¿Por qué costó tanto que viniera el Presidente Ollanta Humala al lanzamiento de la Alianza del Pacífico?
-Lo que estamos haciendo en conjunto con Perú, Colombia y México en la Alianza del Pacífico es de los procesos de integración más importantes que se han iniciado en América Latina en muchísimas décadas. Creo que está en el sentido de lo que es tomar las oportunidades que nos provee el mundo. Estos son los países que tienen mejor desarrollo económico en nuestra región, son los países más abiertos, representan más del 50% de todas las exportaciones a América Latina, es un mercado importante de 215 millones de personas... Cuando uno mira hacia atrás y piensa en la diferencia que tenemos con Perú en La Haya, en cómo hemos progresado para poder hacer un acuerdo como este a pesar de ese tema, entiende que hemos tenido mucha madurez.
-Por lo mismo, ¿cómo interpreta las declaraciones del Presidente peruano cuando habló de una porción de la zona de desminado como "territorios en disputa"?
-El tema del desminado surge por un hecho fortuito, en un área fronteriza que está asociada a los problemas que tenemos en La Haya. Se produce el invierno boliviano, se desplazan estas minas, quedan dispersas en un lugar donde no había minas antes, en territorio chileno y en territorio peruano, y por lo tanto, hay que resolver este problema, y los dos países se ponen de acuerdo y deciden hacerlo de forma rápida, a través de un tercero, y resolvemos un problema que podría haber sido bastante conflictivo. Y lo estamos resolviendo sin ningún problema. Entonces, yo me quedo con lo positivo, la presencia del Presidente Humala, que siempre ha mostrado la mejor disposición con esta Alianza llamada la Alianza del Pacífico.
El intercambio verbal Moreno-Choquehuanca
Informe de Bolivia
La imposición de Chile a Bolivia de un régimen de libre tránsito que no se cumple, con una severa injerencia sobre las exportaciones e importaciones, aísla a mi país de la navegación y del comercio internacional, afectando de manera relevante a nuestra economía".
"Un 4 de abril de 1884, Chile impuso una vez más de manera deliberada un pacto de tregua y no una paz formal, con la intención de desgastar a Bolivia, sometiéndola a una indignante dependencia aduanera para sus exportaciones (...) que durante 20 años llevaron a Bolivia a una asfixia económica".
"Las palabras y promesas del gobierno de Chile son sólo eso, palabras vacías que no reflejan acciones concretas de solución, palabras que no tienen respaldo de la necesidad política, palabras que sólo buscan dilatar, distraer y aprovecharse como desde hace 130 años de la innegable vocación de diálogo boliviano".
"Bolivia demanda al gobierno de la República de Chile renegociar el Tratado de 1904, con la finalidad de cumplir el imperativo contenido en las 11 resoluciones de este foro interamericano y el derecho boliviano a una salida soberana al océano Pacífico".
Réplica de Choquehuanca "Los historiadores saben muy bien quién ha empezado la guerra, y el objetivo no es discutir ese problema en este foro. Yo he planteado una propuesta concreta, he planteado la renegociación del Tratado de 1904, y me hubiese gustado escuchar una respuesta clara y también concreta".
DAVID CHOQUEHUANCA CANCILLER BOLIVIANO
Informe de Chile
"Es inconsistente que Bolivia atribuya consecuencias regionales a lo que describe como su 'problema marítimo'. Ello, porque jamás ha estado en el ánimo de Chile desconocer sus compromisos ni mucho menos quebrantar una paz que exigió tantos años de empeño y dedicación a nuestros antepasados para conseguirla".
"Chile ha seguido impulsando un diálogo bilateral con iniciativas provechosas. El Presidente Piñera se ha reunido este año en dos oportunidades con el Presidente Morales, y usted mismo, canciller, sabe las reuniones que hemos tenido".
"Todo lo anterior es reconocido por los propios exportadores e importadores bolivianos, al destacar la eficiencia de los servicios que Chile presta a Bolivia. Los usuarios bolivianos gozan de discriminación positiva respecto de nuestros propios nacionales al recibir un trato preferente y excepcional".
"Quiero reiterar que Chile seguirá cumpliendo con el mejor y más sincero espíritu su voluntad de estrechar vínculos con Bolivia... .y esto lo digo a pesar de las palabras de desconfianza que he escuchado en el día de hoy, que no las había escuchado con anterioridad".
Réplica de Moreno
"Quisiera decirle que me parece un poco liviano mencionar una cosa como la que usted está mencionando y pretender que le den una respuesta, sería un poco apresurado... Yo le quiero decir, explicar y reiterar lo que he señalado desde el principio: Chile es un país que está establecido en sus límites desde hace muchísimos años. Esa realidad de lo que es Chile hoy día, no va a cambiar, no va a cambiar".
ALFREDO MORENO CANCILLER CHILENO